Al Pie del Cerro Rico de Potosi

Corriendo por las callejuelas de esta villa imperial
Bañados por el frío viento de codillera y mineral
Dos niños que en batallas imaginarias tenían
De juego y risa a sus almas alimento daban
Y en los callejones se murmura…
No hay amistad tan sincera
Como la nacida en la ternura de la infancia

El tiempo pasa y a los tiernos cuerpos
De viril fuerza corona, que el antaño niño
Adulto de altiva y férrea mirada torna
Piel canela que muestra la sangre mestiza
que corre por sus venas...
Hijo digno de esta que seria la América Latina

De igual forma el niño de rubio cabello, crece
Esbelto y gallardo como solo su sangre puede dotarlo
Piel clara como el alba y un intenso azul en la mirada
Como el lejano mar que a su ibérica patria baña,
Sendas diferentes recorrieron los antiguos amigos
Pero aun late en sus memorias, la amistad que un día los unía

El aire de libertad corre
Nutrida por los sueños de aquellos
Que reunidos en los túneles de la ciudad conjuran…
Vestidos de blanco y rojo adornados por sombrero con pluma
Un grupo de hombres que “Vicuñas” tendrían por nombre

Es tiempo de tomar la sangre del maldito Vascongado
Que tanto dolor y llanto trae a causa de la infame cadena española
Los hombres en dura batalla se enlazan
Y en la esquina oscura dos no dejaran sin sangre su propia espada
El vencido cae y con el la espada vencedora
Callada es la pena del que en los moribundos ojos reconoce
La mirada del niño que jugar con el solía
Esa noche no moría un mestizo vicuña...
Esa noche moría lo último de infancia
Que él rubio vascongado tenia…